La Cruz de Lampedusa fue regalada por el Papa Francisco el 9 de abril de 2014, quien tras bendecirla pidió que se llevara por todo el mundo para recordar el dolor de quienes sufren. Esa cruz está hecha con la madera de pateras que llegan a las islas, en la que han perdido la vida cientos de inmigrantes que huyen del hambre y de la guerra.
Esta cruz es un buen referente para vivir la Semana Santa, mirando la Cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo. Al contemplar la cruz de Lampedusa nos recuerda a todos esos hermanos, también a los de Siria, donde hace poco estuvo el Papa, muchos de ellos fueron martirizados por el hecho de ser cristianos, y a tantos otros crucificados de cada día, nos tienen que unir más a la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, donde encontramos el sentido de tanto sufrimiento, en ella fue clavada el Amor incondicional y el Salvador de la humanidad.
Sabemos que mirando a la Cruz ni el sufrimiento ni el pecado, ni la muerte tienen la última palabra. A pesar de tanto sufrimiento, de tantas miserias y muertes, la última palabra la tiene Jesús que vive para siempre.
Ojalá que esta Semana Santa al mirar a Jesús en la Cruz contemplemos a tantos hermanos crucificados.
Que Él nos ayude a vivir la Cruz gloriosa, la que no se queda en el dolor del Viernes Santo, sino que llega a la Vigilia Pascual. Que no perdamos la esperanza, pensando que no hay nada que hacer, Jesús nos lanza a vivir con Él para siempre. Que María anime nuestra esperanza y mantenga el ritmo de nuestra espera.
Ángel F. Mellado