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El Señor hoy nos dice a todos y a cada uno, lo mismo que les dijo a los Apóstoles: “Con ansias he deseado comer esta Pascua con vosotros ” Lc. 22,15. El Señor nos espera con ansias para dársenos como alimento. Tenemos que celebrar y vivir lo que creemos; pero ¿cómo celebramos y vivimos la Misa? Es bueno recordar algunas cosas que ya sabemos:

  • Acude antes de empezar la Misa, prepárate. No es para ponernos a hablar o a saludarnos, ya tenemos una hermosa plaza a la salida de la iglesia, la Misa requiere una preparación personal.
  • Llega a tiempo para escuchar el Evangelio. Es como una falta de respeto a Jesús perdernos este momento. Cuando me invitan a un banquete, lo normal es que esté allí antes de empezar a comer.
  • Al ir a comulgar tenemos que ir recogidos, evitando los saludos sobre la marcha, o hablando con el que está a mi lado.
  • Cuando haya comulgado, piensa en lo que llevas dentro de ti, recógete en silencio, vuelve al banco y habla sólo con Él.
  • Guarda los silencios: La Misa está llena de silencios, ¿los respeto?
  • Espera al final de la Misa. Cuando el sacerdote dice «podéis ir en paz», no significa que tengamos que salir ya atropelladamente, espera a que se retire el sacerdote y quédate un instante para dar gracias a Dios por la Misa, evita hablar, piensa que hay personas que se han quedado en silencio a rezar y les podemos distraer.

En resumen, todas estas consideraciones nos llevan a caer en la cuenta que el mayor error que solemos cometer en la Misa es no prepararse adecuadamente.

Ángel F. Mellado