Imagen construcción de la parroquia

La construcción de este templo se debe, sobre todo, a la expansión de la ciudad hacia la zona sur, momento en que se instala en el año 1930 la Refinería Española de Petróleos (Cepsa), que originó la construcción de la conocida y popular barriada La Victoria y aledaños, frente a la recién proyectada avenida Tres de Mayo. Aunque no tenemos noticias seguras del arquitecto, podemos afirmar que por sus particularidades bien podría formar parte de las edificaciones de Marrero Regalado (1897-1956), o de algunos de sus seguidores. Partes singulares del inmueble, como la torre, la fachada, la propia distribución interior, etc., mantienen un paralelismo con otras obras del citado arquitecto, como “El Jardín de Infancia” (Casacuna), “Mercado de Nuestra Señora de África”, entre otras.

El obispo fray Albino González Menéndez-Reigada (pont. 1925-1946) puso mucho empeño en esta parroquia, creada como tal en 1929, bajo la advocación de San Pedro González-Telmo (San Telmo), imagen que se hallaba en la vieja ermita del popular barrio de El Cabo, pretendiéndose trasladarla hasta aquí debido a los planes urbanísticos de esta zona que pretendía la destrucción de todas sus edificaciones en beneficio de la ampliación de la Refinería, en la que también se incluía la ermita de Regla.

Las obras de la iglesia finalizaron en 1945, dando como resultado un espacioso edificio de tres naves, siendo la central de acusado desarrollo frente a las laterales, separadas por arcos de medio punto que descansan sobre pilares, desprovisto todo ello de cantería. Amplio presbiterio y crucero cubierto por un cimborrio ochavado. Coro alto y una interesante torre que constituye el elemento de mayor originalidad artística de todo el conjunto, cuya construcción fue acabada tan pronto como los frailes carmelitas tomaron posesión de esta parroquia, en 1948.

Contamos con una serie de noticias, recogidas y repetidas por muchos historiadores, sobre la negativa de los vecinos del desaparecido barrio de El Cabo ante el obligado traslado de la imagen de San Telmo. Esta comprometida situación determinó que el mencionado obispo, que pertenecía a la Orden de Predicadores (dominicos), cambiara la titularidad de la nueva parroquia por la de Santo Domingo de Guzmán, una manera de preservar así el nombre y la devoción de este santo fundador en la capital tinerfeña, ya que en el pasado se veneró y recibió culto en la iglesia de su convento, en cuyo solar se levantan hoy el Teatro Guimerá y la Recova Vieja.

Cuando llegaron los carmelitas, la casa parroquial, situada a la altura de la cabecera del templo, tuvo que ampliarse hasta convertirse en el actual el edificio-convento, trabajos que fueron concluidos en 1955, gracias a las aportaciones económicas de los fieles y especialmente de la Refinería de Petróleos. Dentro de la corriente regionalista, este inmueble dispuso, aparte de las habitaciones nobles de la comunidad, de un amplio salón de actos con escenario y camerinos, también de espacios equipados para la impartición de clases, cursos diversos de carácter profesional y social, etc., hoy destinadas a otras funciones como las catequesis, reuniones, asambleas, despacho parroquial y garaje.

Interiormente, el templo ha conocido más de una transformación, pues con la presencia de los frailes tuvo que adaptarse al espíritu de El Carmelo, de modo que durante mucho tiempo, el presbiterio, carente de retablo mayor, contó con un conjunto de pinturas murales y un hermoso templete que acogía la imagen de Nuestra Señora del Carmen, hoy venerada en el retablo de su nombre en la cabecera de la nave de la Epístola. Fueron poco a poco incorporándose nuevas imágenes pertenecientes al santoral carmelitano, como Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Santa Teresita del Niño Jesús, sin olvidarnos del conocido y atractivo Niño Jesús de Praga, devoción muy extendida por todo el orbe cristiano-católico.

 Cuenta el templo con cuatro retablos de mampostería imitando madera (Corazón de Jesús, Nuestra Señora del Carmen, San José y Santo Domingo de Guzmán), y uno de cantería dedicado a Nuestra Señora de Montserrat, devoción que en el pasado tuvo mucho arraigo en la población catalana afincada en Santa Cruz con motivo de los trabajos que supusieron la instalación técnica de la referida industria petrolera.

Con respecto a las imágenes expuestas al culto poco hay que decir, pues todas ellas pertenecen a talleres industriales del siglo XX, destacando la titular, Santo Domingo de Guzmán, de talla completa, madera policromada y estofada, con estandarte de plata. De igual manera es la Virgen del Carmen, de tamaño natural; también el Santo Ángel de la Guarda y Santa Bárbara, donada esta última por los empleados de la Refinería. El resto de las imágenes son seriadas, carentes de interés artístico (Corazón de Jesús, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, San José y Santa Teresita del Niño Jesús). No podemos omitir el Crucificado que preside el Presbiterio, una obra salida de las manos del artista local, nombre del artista y fecha, desconocidos hasta el momento, realizada en madera policromada y de correcta ejecución. En el pasado, y durante la Semana Santa, salía en la llamada “procesión del preso” con la Macarena, reproduciendo de alguna manera las costumbres andaluzas. Ambas imágenes, al llegar a la vieja cárcel, uno de los presos quedaba indultado incorporándose al cortejo procesional. Fue de los acontecimientos más populares y esperados no sólo por los parroquianos, sino también por todos los habitantes de la capital. La Macarena, por diversas razones, se encuentra hoy en la iglesia de la Concepción de la citada ciudad de Santa Cruz de Tenerife.

Gerardo Fuentes

[Best_Wordpress_Gallery id=”3″ gal_title=”Construcción del Templo”]

[table id=4 responsive=flip responsive_breakpoint=phone /]