La gran familia del Carmelo Teresiano está presente en el mundo de muchas formas. Su núcleo es la Orden de los Carmelitas Descalzos, formada por los frailes, las monjas de clausura y los seglares. Es una sola Orden con el mismo carisma. Ésta se nutre de la larga tradición histórica del Carmelo, recogida en la Regla de San Alberto y en la doctrina de los doctores carmelitas de la Iglesia y de otras santas y santos de la Orden.
Compartimos con los religiosos el mismo carisma, viviéndolo cada uno según su propio estado de vida. Es una sola familia con los mismos bienes espirituales, la misma vocación a la santidad y la misma misión apostólica. Los Seglares aportan a la Orden la riqueza propia de su secularidad.
Los miembros de la Orden Seglar de los Carmelitas Descalzos somos fieles de la Iglesia llamados a vivir “en obsequio de Jesucristo” a través de “la amistad con Quien sabemos nos ama”, sirviendo a la Iglesia. Bajo la protección de Nuestra Señora del Monte Carmelo, según la inspiración de Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y la tradición bíblica del profeta Elías buscamos profundizar el compromiso cristiano recibido en el bautismo.
Cristo es el centro de nuestra vida y de nuestra experiencia cristiana. Los miembros de la Orden Seglar estamos llamados a vivir las exigencias de su seguimiento en comunión con él, aceptando sus enseñanzas y entregándonos a su persona.
La Virgen María se hace presente de manera especial, sobre todo como modelo de fidelidad en la escucha del Señor y en su actitud de servicio a Él y a los demás.
Nos reunimos como Fraternidad los segundos y cuartos miércoles de cada mes para vivir y promover la comunión personal y comunitaria con Dios y con los otros hermanos, también para la formación.