Mi equipaje. Mi equipaje será ligero, para poder avanzar rápido.
Tendré que dejar tras de mí la carga inútil: las dudas que paralizan y no me dejan moverme.
Los temores que me impiden saltar al vacío contigo.
Las cosas que me encadenan y me aseguran.
Tendré que dejar tras de mí el espejo de mí mismo, el ‘yo’ como únicas gafas, mi palabra ruidosa.
Y llevaré todo aquello que no pesa:
Muchos nombres con su historia, mil rostros en el recuerdo, la vida en el horizonte, proyectos para el camino.
Valor si tú me lo das, amor que cura y no exige.
Tú como guía y maestro, y una oración que te haga presente:
«A ti, Señor, levanto mi alma, en ti confío,
no me dejes. Enséñame tu camino,
Mira mi esfuerzo. Perdona mis faltas.
Ilumina mi vida, porque espero en ti».
José María Rodríguez Olaizola, sj