En la Pascua del Señor, la muerte y la vida se han enfrentado en un
prodigioso duelo, pero el Señor vive para siempre (cf. Secuencia pascual) y
nos infunde la certeza de que también nosotros estamos llamados a
participar en la vida que no conoce el ocaso, donde ya no se oirán el
estruendo de las armas ni los ecos de la muerte. Encomendémonos a Él,
porque sólo Él puede hacer nuevas todas las cosas (cf. Ap 21,5).
“¡Dios nos ha creado para la vida y quiere que la humanidad resucite!”
¡Feliz Pascua a todos!
Papa Francisco