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Ezequiel 17, 22-24

Segunda a los Corintios 5, 6-10

Marcos 4, 26-34

 

La liturgia ha dejado ya las grandes celebraciones de la pasión y de la pascua del Señor y nuestra. Incluso está ya superando celebraciones cercanas, como las primeras comuniones, que reúnen a muchos cristianos.

La liturgia retoma las celebraciones que llamamos “ordinarias”, que hacen presente a Jesús en su vida pública (desde su aparición en público): caminando, enseñando, orando, hablando, cercano a la gente en su diario trajín. Se había hecho como uno de nosotros y lo es efectivamente. En realidad, lo que llamamos tiempo “ordinario” es un tiempo reposado. Da gusto leerle ahora y a su luz caminar también nosotros con  naturalidad a su lado en nuestra vida.

Jesús hablaba en parábolas

Hoy la liturgia (el evangelio concretamente) nos habla de Dios (Reino de Dios y Dios es lo mismo). Y lo hace mediante parábolas, una palabra menos frecuente que en tiempos de Jesús. ¿A qué llama el evangelio parábolas? Afortunada o desgraciadamente parábola puede tener variados significados, aunque todos ellos se parecen o se ayudan. Buenos comentaristas del evangelio no tienen reparo en decir que una parábola puede ser “proverbio, refrán, ejemplo, sentencia, máxima, comparación, enigma…”. Hoy el evangelio utiliza las palabras “parecido”, “comparación”. Una parábola es una “narración breve y simbólica de la que se extrae una enseñanza”.

Dos parábolas

El evangelio nos recuerda hoy dos parábolas: el grano de trigo y de mostaza.

Jesús habla con frecuencia a la gente como un agricultor que se dirige a agricultores de hace ya muchos años. Y les dice: “El Reino de Dios [es decir: Dios] es como un hombre que echa el grano en la tierra; 27 duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo”. Así es Dios. Siempre está despierto y atusando a sus hijos, aunque ellos no tengan ni idea de ello. En silencio va acompañando nuestro crecer.

También les dice:“¿Con qué podemos comparar el reino de Dios (a Dios)? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza…Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas…”. ¿Es difícil entender la vida cristiana? Él se preocupa de que, a nuestro modo, la entendamos y queramos verla crecer, de día y de noche. Siempre.

Dios se abaja, abajémonos nosotros.

Jesús, que conoce a su padre Dios, no tiene reparo en abajarlo comparándolo con un grano de trigo o de mostaza. Quiere con ello indicarnos que nuestra dignidad no se deteriora abajándonos a los demás. Nos pueden comparar con cualquier cosa. Aprendemos de quien se hizo no solo hombre, sino, incluso. Planta, una planta hermosa para quien sabe admirar y gustar.

Para la semana: Meditaré los hermosos “cuentos” (parábolas) que contaba Jesús. Y haré un esfuerzo por crear “nuevas parábolas”.