En este momento estás viendo Día de la Iglesia Diocesana – 8 de noviembre 2020

Nos disponemos a celebrar el “Día de la Iglesia Diocesana”, que este año 2020 tiene lugar el 8 de noviembre. Una jornada para dar gracias a Dios que, por la fe y el bautismo, nos ha constituido en esta familia que es la Iglesia y en la que –como dice San Pablo- “siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada cual existe en relación con los otros miembros” (Rom. 12,5).

Esta interdependencia mutua entre los cristianos no es cuestión opcional, sino que forma parte del ADN de nuestra fe.  Tiene su fundamento en que todos tenemos “un Señor, una fe, un bautismo.  Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos” (Ef. 4,5-6). Así se entiende mejor el referente elegido este año para celebrar el “Día de la Iglesia Diocesana”:

«Somos lo que tú nos ayudas a ser. Somos una gran familia contigo. Con tu tiempo, tus cualidades, tu apoyo económico y tu oración #SomosIglesia24Siete»

Es decir, la Iglesia se edifica y mantiene viva con la participación activa de todos, pues, «como en un cuerpo vivo ningún miembro se comporta de una forma meramente pasiva, sino que participa también en la actividad y en la vida del cuerpo, así en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, «todo el cuerpo crece según la operación propia, de cada uno de sus miembros» (Ef., 4,16). Y, por cierto, es tanta la conexión y trabazón de los miembros de este cuerpo, que el miembro que no contribuye, según su propia capacidad, al crecimiento del cuerpo deber ser considerado inútil para la Iglesia y para sí mismo» (Vaticano II, AA 2).

Los cristianos somos la Iglesia y, con nuestra vida, su imagen visible. Esta convicción debe suscitar en cada uno la voluntad de ser miembro vivo y activo de la Iglesia, es decir, ayudar a su crecimiento con el testimonio de vida, con la participación en las tareas de apostolado y con la aportación económica. Cuando un cristiano tiene una fe viva, coherente y responsable, ve la Iglesia como algo propio y se siente moralmente obligado a poner todo lo que buenamente puede (su tiempo, sus bienes, sus capacidades…), para que la Iglesia resplandezca por la santidad de sus fieles.

Personas así hay muchas en nuestra Diócesis; son el mejor recurso y el mejor rostro de Iglesia que tenemos y damos gracias a Dios por ello. No obstante, pese a la generosidad de tantos, seguimos teniendo carencias, tanto de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, como de personas que colaboren en catequesis, Cáritas, asistencia a enfermos, etc.

Asimismo, necesitamos recursos económicos para hacer frente al sostenimiento de la Iglesia y al desarrollo de su misión. Por eso, se hace una colecta en todas las Iglesias y se invita a los fieles a realizar donaciones extraordinarias o a comprometerse con una cantidad fija, mensual o anual, para la construcción y mantenimiento de templos y salones parroquiales, para las obras socio-caritativas, para el sostenimiento de los sacerdotes y las casas parroquiales, para el seminario y el Instituto de Teología, etc.

En fin, con la celebración del Día de la Iglesia Diocesana se pretende despertar la conciencia de los católicos y provocar en ellos una llamada a la responsabilidad para que, en coherencia con su fe de creyentes en Jesucristo y según sus posibilidades, se comprometan más seriamente en la vida y la misión de la Iglesia, tanto con su dedicación personal como con su aportación económica para el sostenimiento de las obras apostólicas y sociales de Iglesia, que en definitiva son obras de todos y para todos.

 † Bernardo Álvarez Afonso

Obispo Nivariense