Señor Dios nuestro, llegados a este fin de curso pastoral queremos darte gracias por lo que hemos aprendido, por lo que hemos compartido, por las personas que has puesto en nuestro camino y, sobre todo, por tu presencia y apoyo en esta tarea que nos has encomendado.
También te pedimos perdón, Señor, por el tiempo perdido, por lo que pudimos hacer y no hicimos, por el trabajo mal hecho, por nuestras faltas de caridad y de paciencia y por aquellos momentos que no pusimos el debido entusiasmo.
A punto de acabar el curso pastoral, venimos a pedir tu bendición y tu protección para nosotros y nuestras familias, y para todos los feligreses de nuestra parroquia: niños y adultos, hombres y mujeres, especialmente nuestros mayores y enfermos.
Enséñanos a vivir cada día, de aquí en adelante, con optimismo y bondad, llevando el corazón lleno de amor y esperanza. Danos un corazón puro y sencillo, dispuesto siempre a perdonar, a ser agradecido y a compartir y colaborar con nuestro esfuerzo al desarrollo de nuestra parroquia, de nuestro arciprestazgo y de la diócesis, sintiéndonos Iglesia de Dios, que peregrina a la casa del Padre. Que nuestros labios tengan palabras de bondad y gratitud, que derramen paz y amor a nuestros hermanos y hermanas. Que caigamos en la cuenta que tú eres el protagonista de esta gran familia, que sin ti nada podemos hacer.
Ponemos la siembra de este curso en las manos de nuestra Madre la Virgen del Carmen, ahora que vamos a dedicar el mes de julio en su honor, para que junto con su Hijo nos enseñen a ser servidores del Reino de Dios. Que así sea.
Ángel F. Mellado