En el mensaje de esta cuaresma, el Papa Francisco se sirve del Evangelio de la Transfiguración del Señor que se proclama el segundo domingo de cuaresma para reivindicar “el método y el estilo” de una Iglesia sinodal.
“El proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino”, y dice también que “el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad”.
El mensaje recuerda que la ascesis cuaresmal es el “compromiso” del cristiano para “superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la Cruz”. E invita, por ello, a “ponerse en camino”, a subir al monte con Jesús, Pedro, Santiago y Juan a ver el verdadero rostro de Dios.
El camino ascético de la Cuaresma como el camino sinodal tienen como meta “una transfiguración”, personal en un caso y eclesial en otro.
El Papa hace dos peticiones para esta Cuaresma: la primera, escuchar lo que nos dice Jesús en las Escrituras y “a través de nuestros hermanos y hermanas” necesitados de ayuda. También, escuchar “a nuestros hermanas y hermanas en la Iglesia”, algo que “siempre es indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal”.
La segunda indicación es la de “no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones”.