Creemos, los cristianos, que Jesucristo es el Salvador y la Iglesia es la encargada de anunciar esta gran noticia, y que “La esencia de la Iglesia es la evangelización”. Para eso nació la Iglesia, para evangelizar. El mensaje de este año lleva por título “Corazones ardientes, pies en camino” y de fondo está el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús. El Señor toma la iniciativa de acercarse a los suyos y de caminar a su lado, apunta el Papa. “El Señor resucitado se acerca a sus discípulos misioneros y camina con ellos, especialmente cuando se sienten perdidos y desanimados”. El Papa resalta el momento en que se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús al partir el pan. También resalta el Papa, el momento en que “sus pies se ponen en camino”. No es posible encontrar a Jesús resucitado sin sentirse impulsados a comunicarlo a todos. En un tercer momento, el Papa expresa su cercanía y apoyo a todos los misioneros del mundo, especialmente con los que están evangelizando en lugares más lejanos. Recordemos que la misión tiene dos frentes: hacia fuera y hacia dentro. Hacia fuera (ad gentes), es decir hacia otros lugares y países donde las personas no conocen a Jesucristo. Esto implica un desprendimiento: dejar casa, familia, seguridades…, y arriesgar la propia vida por el anuncio evangélico. Pero también hay una tarea hacia el interior de la propia parroquia, de la familia y del pueblo donde uno vive. se necesitan vocaciones misioneras: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies” (Lucas 10, 2).
Ángel Fernández Mellado