En este momento estás viendo DE LA DICHA AL HECHO… HAY UN GRAN TRECHO

Malaquías 1, 14b-2,2b-8-10 |  1 Tesalonicenses 2, 7b-9.13| Mateo 23, 1-12.

 

Estas palabras no las dijo así Jesús, pero… como si las hubiera dicho. Jesús sigue hablando de los escribas y de los fariseos a la gente sencilla que le sigue para oírle.

Este domingo Jesús mira a escribas y fariseos en la “cátedra”, dándoselas de maestros dirigiéndose a la gente, a la gente generalmente sencilla, del bajo pueblo, la que más abundaba (y seguirá abundando), la preferida de Jesús. Y en esta ocasión sus palabras comenzaban así: “Ellos [los escribas y fariseos] dicen y no hacen”. Les dijo bastante.

Algunos autores dicen que Jesús les echaba “verdaderas diatribas” a los escribas y fariseos, que la tenía contra ellos. Pero no. Jesús no la tenía contra ellos. De hecho, el mismo Jesús le decía a la gente: “Haced y cumplid todo lo que os digan”. Jesús era benevolente incluso con escribas y fariseos. No los despreciaba ni arrancó contra ellos en cualquier momento. Esto no quitaba para que tuviese con ellos lo que a nosotros quizá nos parecería demasiado: “Haced y cumplid todo lo que os digan”.

“Pero no hagáis lo que ellos hacen”, porque

“Todo lo que hacen es para que los vea la gente”. Para presumir, diríamos nosotros ahora. Y esto nunca le gustó a Jesús. “Ellos dicen, pero no hacen”. Estas palabras tuvieron que resonar -y rechinar- en los oídos de los escribas y fariseos. Jesús era valiente. No tenía miedo a proclamar lo que sabía que estaba mal, muy mal. La cobardía no entró en la casa de Jesús. Ni en el comportamiento de Jesús.

“Vosotros en cambio…”.

Jesús tenía palabras para todos sus oyentes. Hablaba también -y sobre todo- para sus oyentes sencillos, para la gente del pueblo. A ellos dirigió un comportamiento totalmente contrario al de la presunción de los escribas y fariseos. Jesús tuvo palabras para ellos. Las últimas palabras recogen toda una serie de comportamientos contrarios al de los escribas y fariseos: “El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. ¡Palabras hermosas estas de Jesús, que sigue tirando en la historia! El cristiano tiene en ellas todo un camino limpio y hermoso. Y necesario también en nuestros días.

Para la semana: repasaré más de una vez mi comportamiento a la luz de las palabras de Jesús. Seré humilde y escucharé a los humildes, dejando fuera la vanidad.