Querida Madre María, en el día de tu fiesta, Madre y Señora Nuestra, Patrona, Hermana, Compañera de todos los carmelitas y de todos tus fieles, Estrella de todos nuestros mares inciertos, por los
que siempre nos invitas a navegar con la confianza segura en tu Hijo…
Con todos aquellos que te quieren, que te honran y pronuncian tu nombre con cariño, con todos los que ha recibido de ti alguna gracia de salud y remedio a sus pesares, con todos aquellos que no te conocen. Con todos también con los que no han venido, sin dejar a nadie fuera, Madre, venimos a poner en tus manos un ramillete de flores sinceras, a darte gracias de todo corazón. Venimos a felicitarte, Reina y Señora nuestra…
Felicidades, porque desde los orígenes del Carmelo, has sido Estrella del mar, Stella Maris, en las noches de nuestras incertidumbres y zozobras. Te felicitamos Madre y te damos gracias, (porque siempre que pronunciaba tu nombre, desde niño sucedía un milagro de vida). Felicidades Fuente de consuelo. Felicidades Roca segura, fortaleza, muralla que protege nuestra vida…
Gracias de todo corazón, unidos a nuestro pastor D. Bernardo, a nuestros hermanos carmelitas, a esta buena gente de Santa Cruz, a nuestra comunidad parroquial, gracias ahora y
siempre, de corazón, Madre. Un beso y una flor. Llévanos siempre en tu corazón. Reina y hermosura del Carmelo.
