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2 Samuel 7, 1-5.8b-12.14ª.16

Romanos 16, 25-27

Lucas 1, 26-38

 

A las puertas de la Navidad, la liturgia nos presenta la escena de la Anunciación, una escena bastante amplia que tiene como centro a María y el Ángel Gabriel.

 La sorpresa

María -la Virgen María- desposada con José (un carpintero) se ve sorprendida por un Ángel nada menos que un Ángel y éste “enviado por Dios”. La sorpresa es grande. Y María se asustó y desconcertó. No sabe a qué viene aquello. El Ángel no viene a asustarla. Sus primeras palabras, y de improviso, son éstas: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”.

Una sorpresa mayor

La escena no acaba ahí. El Ángel continúa: vas a dar luz a un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del altísimo…reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin…

 María no fue a ciegas

Todo eso no la cuadraba a María. Y salieron sus primeras palabras: “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?” Seguramente pensó: “aquí hay truco”. Esto no es posible.

El Ángel se le adelantó:

El Ángel tenía ya preparada la respuesta: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios”. Estas palabras tuvieron que caer en María como otro golpe. No debió pasarle muy tranquilo todo lo que le estaba pasando. El mismo Ángel se lo debía temer, porque él mismo tuvo que acudir a algo más fácil: su pariente Isabel.

“Tú pariente Isabel”.

El Ángel acudió a su pariente Isabel. “El Ángel tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril”.

“Para Dios nada hay imposible”.

 María no tenía escapatoria. “Y contestó”: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. “Y el ángel se retiró”.

Podríamos decir: La dejó tranquila a la espera de que todo se cumpliera, aunque probablemente le costó. Dios no da nada de balde. Le parecería rebajar al hombre.

Para la semana:  Hago propósito de rezar el Ángelus con frecuencia, en soledad o en compañía (esta mejor, si es posible).