El domingo 19 de noviembre se celebra la Jornada Mundial de los Pobres. Este año, el papa Francisco propone como lema «No apartes tu rostro del pobre». -pretende seguir animando el camino de las diversas comunidades cristianas en el seguimiento de Jesús y en su opción preferencial por los más pobres, para poner el Evangelio en el centro de la vida y misión de las personas y al servicio del Reino. Como decía el mismo Francisco en el acto de apertura del Sínodo, «necesitamos volver a poner a Dios en el centro de nuestra mirada, para ser una Iglesia que ve a la humanidad con misericordia». No es un tiempo fácil el que nos toca vivir. «Un río de pobreza atraviesa nuestras ciudades y se hace cada vez más grande hasta desbordarse». La pobreza sigue creciendo en las sociedades de todos los continentes, las cifras de personas desplazadas de un país a otro por causa del cambio climático, los conflictos bélicos, por la extrema pobreza o la violencia, hacen que también el miedo y la incertidumbre se ensanchen, y todas las personas nos sentimos más vulnerables ante un futuro cada día más desdibujado. Es des-de esta sensación de vértigo y de fragilidad desde donde, de forma paradójica y sorprendente, se multiplica la solidaridad y emerge la compasión, la ayuda espontánea a quienes están más necesitados, pero estos gestos espontáneos y a veces puntuales, no son suficientes. Como creyentes, el Papa Fran-cisco nos invita a dar un paso más y pedir el don de vivir la pobreza al estilo de Jesús y de servir a los pobres. Dejarnos interpelar por sus vidas, acercarnos sin prejuicios y con-templar a la persona que se esconde en cada rostro pobre, nos va a permitir conectar con su necesidad desde el corazón, ya no solo con gestos de solidaridad y caridad, sino para descubrir a Dios mismo en cada persona que sufre.
