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Pensando en la Primera Comunión de vuestros hijos, desearos ante todo que sea un acontecimiento feliz, familiar y profundamente religioso. Para los niños y las niñas es un día de ilusión, el nerviosismo es evidente. Pero por encima de todo va a ser un día de encuentro con Jesús en la Eucaristía, de una eterna amistad con Jesús, y para vosotros una ocasión para renovar esa amistad. Me consta que muchos padres han actualizado sus vivencias religiosas con ocasión de la cate-quesis y Primera Comunión de sus hijos. Lo que está claro que no debería quedarse en «un día muy bonito», sería lamentable.

Todo esto tiene su razón de ser en el día que Jesús antes de morir quiso celebrar la Eucaristía con sus amigos y les habló de amor, de servicio y de entrega y les dijo que el pan que les partía y el cáliz que be-bían era su Cuerpo entregado y su Sangre derramada. Y que hiciesen siempre esos gestos de amor y de servicio en memoria suya.

Por eso comulgamos, para que tengamos vida y se la comuniquemos a los demás, y hagáis del hogar un lugar de amor y de servicio. Vues-tros hijos van a vivir esta experiencia de Jesús Eucaristía para siempre. Si queréis, queridos padres, aquí en la parro-quia tenéis un lugar para vosotros y vuestros hijos, para que juntos como una familia de Jesús nos llenemos de su gran amor y nos animemos a servir a los demás, como lo hacía Jesús, a los más pobres y necesitados. Esto es lo más importante de ese día, aprovechemos la ocasión y que tengáis un día lleno de gozo.

Ángel F. Mellado