Ya se acercan los días de las Primeras Comuniones, el primer encuentro de los niños con Jesús eucaristía, el comienzo de una hermosa y eterna amistad con Él, y también para nosotros los adultos, una buena ocasión para contagiarnos de esa ilusión y para renovar nuestra amistad. Estoy seguro que este tiempo de catequesis con vuestros hijos ha sido un aprendizaje y una experiencia religiosa positiva.
¿Cómo prepararnos bien para la Comunión? Fijémonos en aquella tarde en la que Jesús quiso celebrar la última Cena, se reunió con sus amigos, les abrió el corazón y les habló del amor y del servicio, y les dijo que el pan y el cáliz que comían y bebían eran su Cuerpo y su Sangre entregado y derramado, realidad que se hizo visible el viernes santo en el sacrificio de la Cruz, por la salvación de los hombres, y en el acontecimiento de la mañana del domingo, la alegría de la resurrección, cayendo en la cuenta que Jesús vive para siempre, y es fuente de vida para todos nosotros. De ahí la necesidad de comulgar para llenarnos de vida. Vuestros hijos vivirán esta experiencia de amor en su primera comunión, para que también vosotros queridos padres os abráis a amar y a servir a los demás como lo hacía Jesús, con el alma puesta en los más pobres de este mundo.
No dejéis pasar esta oportunidad de disfrutar con vuestros hijos de este sagrado banquete, renovando el amor a la eucaristía, que nos ayuda a ser mejores amigos de Jesús y de los hombres. Un abrazo y buenas Comuniones.
Ángel F. Mellado