Con este domingo terminamos el año litúrgico. Ya nos mira el Adviento del año próximo. Pero, de momento, quedémonos en el domingo de este año litúrgico.
Cerramos el curso
Todos sabemos lo que es cerrar un curso. Incluso, y quizá mejor, sabemos estar en la misma finalidad. Se nos viene todo a la cabeza. Lo que hicimos y lo que dejamos de hacer, todo se nos viene a la cabeza (y a otros lugares). No es un día cualquiera. Las universidades -o mejor los universitarios-as. Y muchos que aún no han subido a esas alturas.
Vienen los exámenes.
Los exámenes tienen ya muchos años de vida. Se pasan malos días. Pero también buenos. Depende. Hay alumnos que no han pensado en los exámenes: “uf… muy largo me ponéis. Ahora estamos en otra cosa. Déjenos tranquilos”.
Dios también examina
Jesús fue un maestro bien conocido de sus conciudadanos. Y no les ocultó que un día tendrían que dar cuenta, examen del largo e importante curso de su vida. El evangelio de hoy es claro. Jesús lo enseñaba a todos los que le oían y a los que no oían, ni seguían. A nosotros nos ha dejado el “pensum” que nos espera. Es importante, muy importante. Incluso les dijo cómo tenían que colocarse: ovejas a la derecha y cabras a la izquierda (buenos y malos). No estarán revueltos.
Exámenes menos que curiosos.
Las asignaturas eran bastantes. Quizá muchos no las esperaban. Pero el profesor las había explicado. Se llamaban: hambre, sed, vestido, enfermedad… A muchos alumnos se les abrían los ojos como platos cuando lo oían. No esperaban eso. Ellos pensaban en otras asignaturas. Pero el maestro se las había trabajado. Los alumnos no tenían escusa. Y cayeron en los exámenes.
Al atardecer de la vida te examinarán no solo en el amor.
San Juan de la Cruz lo supo decir y transmitir. Se ve en distintos lugares. Y se canta con ánimo. Y normalmente llama la atención. Suena bien. Más que cuando leemos en el evangelio de este día: “cuando vendrá en su gloria el hijo del hombre…”.
Llama la atención.
Leyendo el evangelio de este domingo llama la atención -al menos a mí me la llama- cómo Jesús -porque lo decía Jesús- habla de realidades tan “humanas” (por no decir inhumanas: hambre, sed, desnudez, enfermedades) y tan poco de lo que podemos llamar “espirituales”.
Para la semana: Termina el tiempo “ordinario” (así decimos) y estamos a las puertas del Adviento. Vayamos ya preparando ese Adviento.