En este momento estás viendo «CADA ÁRBOL SE CONOCE POR SU FRUTO»

 

Eclesiástico 27, 4-7 | Primera Corintios 15, 54-58 | Lucas 6, 39-45

El evangelio de este domingo es muy cercano a la mayoría de las personas, también, en concreto, a los cristianos. Es fácil de entenderlo y es muy práctico. Y es Jesús quien habla en un lenguaje sencillo.

“Consejo vendo y para mí no tengo”

No, Jesús no conocía este refrán. Nosotros lo hemos oído -y quizá dicho- no pocas veces. Y es interesante. El refrán “recrimina a quien da consejos a los demás, pero no los toma para sí”. Y es que “una cosa es predicar y otra dar trigo”.

 Se nos suele dar mejor aconsejar a los demás que poner en práctica nuestros propios consejos o aceptar consejos de otros. Eso no es correcto.

Con frecuencia Jesús hablaba a sus discípulos -y a las multitudes- con parábolas: ejemplos, comparaciones, semejanzas. Ni los discípulos ni las multitudes eran personas de estudios particulares. Jesús se abajaba a las muchedumbres (y a sus discípulos, que tampoco eran la flor y nata de una sociedad culta). Y a ellos les hablaba así, como hoy leemos en el evangelio (Lucas 6, 39-45): “dices ver la mota en el ojo de tu hermano y no ves la viga que llevas en el tuyo”. Así ves oscuro y no podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.

El árbol y el corazón

“No hay árbol bueno que dé frutos malos; ni árbol malo que dé frutos buenos”. Cada árbol se conoce por su fruto. Lo mismo sucede con el corazón humano. El corazón humano es la medida de la bondad y de la maldad: del corazón bueno sale bondad; del corazón malo sale maldad. Lo contrario no es evangélico.

 “Hipócrita”

Hipócrita es un adjetivo duro. Ser hipócrita es fingir lo que no se es o se siente. Ser hipócrita es quizá lo peor que se puede decir de una persona. Quizá es más frecuente de cuanto creemos. Cuesta suponer ver a Jesús diciendo la palabra “hipócrita”. Pero la dijo. No debemos tacharla, callarla o disimularla, aunque a veces nos saque los colores a la cara. Y no se lo dijo a una persona concreta. Lo dijo a esas multitudes a quienes hablaba, para que cada uno viese si le afectaba a él. No era la primera y única vez que Jesús utilizaba la palabra “hipócrita”. La hemos oído hace pocos domingos. Da la impresión de que la hipocresía era una de las cosas que más repelían a Jesús. Y que era relativamente frecuente, sobre todo en ciertos círculos de dirigentes religiosos.

Para la semana: Ten limpio el corazón y él te guiará.