Isaías 2, 1-5 | Romanos 13, 11-14ª | Mateo 24, 37-44
Con este Domingo comienza un nuevo año litúrgico. Todo él será la celebración de la presencia de Jesús durante su vida terrena. Jesús entró en la historia humana y de ella salió. La entrada y la salida siguen siendo recordadas por quienes siguen sus pasos. La liturgia de hoy, mirando al fin de los tiempos, no describe el camino de acercarnos a ese final ya desde el presente.
“Venid”
Adviento es una llamada, una invitación. Es una invitación a ir a Belén. A encontrarse con el Maestro hecho niño, a encontrarse con el niño que será maestro a lo largo de todo el año litúrgico. La invitación será a lo largo del magisterio de Jesús una palabra y una actitud generosa y respetuosa, unas veces rechazada y otras veces aceptada por quienes le oían y veían. Sin ser ingenuos los profetas vislumbran que “acudirán pueblos numerosos”. Venciendo los obstáculos y dificultades Jesús pasó el oscuro Nazaret al mundo entero. Oigamos también nosotros al Jesús que nos llama ya desde el pesebre.
“Que él nos enseñe sus caminos”
Los autodidactas no suelen abundar, aunque siempre haya excepciones. Sí abundan quienes quieren ser enseñados, aunque a veces lo disimulen. Tenemos experiencia de que otros pueden enseñarnos aquello que precisamente nosotros buscamos, pero que somos incapaces de encontrar o nos cuesta demasiado. La actitud humilde y realista de preguntar y desear, de estar atentos y vislumbrar la solución de lo que buscamos es una experiencia realista y optimista: no sabemos, pero nos van a enseñar. Jesús en Belén comienza ya a enseñar. Que él nos enseñe sus caminos. Jesús enseña inicialmente sin palabras. Su sola presencia
“Que nosotros sigamos sus senderos”
Nos conocemos poco, pero nos conocemos lo suficiente como para reconocer que pedimos lo que a pesar de todo nos interesa poco. El deseo de limpiar los deseos obstruidos es un deseo estimable que debemos trabajar para que no se quede en “deseos vanos y vacíos”, sino que termine en deseos colmados. A lo largo de la vida Jesús irá invitando a seguirle. Parece que es algo que está ya escondido desde el primer momento en todos los que desean el bien. Que nosotros sigamos sus pasos.
Estad preparados, estad atentos
En la clase –y no solo en la clase- se invita a estar atentos. A la clase se va a aprender. Las circunstancias influyen en los deseos de “ir a clase”, de estar atentos, y de estudiar. Las circunstancias de nuestro tiempo son propicias para acercarse a la clase de Belén, pero también otras muchas señales en el camino que pueden desviarnos. Quizá es bueno reconocer que nuestro tiempo es tan ambiguo como lo ha sido siempre. Estaremos atentos para que los “desvíos” no nos saquen de “el camino que lleva a Belén”.
Para la semana: Jesús te espera ya en “Belén”, prepara el ajuar, “compra” lo necesario para el camino. No te cargues demasiado. Camina “ligero de equipaje”. Mira siempre al fin y destino.