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Éxodo 19, 2-6ª |  Romanos 5, 6-11 | Mateo 9, 36-10,8

 

El evangelio de esta semana parece calcado para nuestros días: hay muchas ovejas, pero pocos pastores. Y éstos van disminuyendo. Hay muchas necesidades, pero insuficiente distribución. Cristianos y no cristianos viven en tiempos bastante revueltos. Y también ellos están desconcertados. Comprensiblemente muchos se han cansado de caminar y han dado marcha atrás. Y se preguntan: ¿A dónde el camino irá? Y quedan un poco desilusionados.

“Pocos obreros”

Ya Jesús lo veía y lamentaba. Él lo experimentaba con frecuencia. Gusta poco ser obreros. Y cuando se ven solos o disminuidos, gusta menos aún.

Jesús jugaba con 12 obreros. Y no se desanimó. Estaba, no obstante, convencido de que el número de obreros eran “pocos” y era preciso que ellos aumentaran. No se podía poner demasiado trabajo que canse y desilusione.

Los obreros nunca han sido cosa apetitosa, aunque sean absolutamente necesarios. Llevan un trabajo que no siempre se ve compensado. Y con frecuencia cansa. Llega a la conclusión de que el espejismo de los adelantos no siempre favorece las necesidades y las mejorías de todo tipo.

“Rogad al dueño de la mies”.

Jesús era consciente de que las fuerzas no estaban niveladas: mucha mies y pocos labradores. Era cargar demasiado a los labradores. El dueño de la mies se daba cuenta de esta situación. Y a ello había que acudir. Con suavidad y confianza. Pero sin miedo. El dueño de la mies no se escandalizará de que le hagan esta petición. Es Él quien primero y mejor sabe que faltan obreros y se necesitan.

Una hermosa tarea

Hay tareas en la vida que siempre han sido necesarias. No siempre, por desgracia, se les ha concedido la primacía universal. No suelen ser las que más gustan, aunque ciertamente son las más necesarias. Ya Jesús ofreció a sus discípulos el contenido de su tarea, que no puede ser olvidado: “En vuestro camino predicad este mensaje: “curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos…”. Y añadió: “No os procuréis oro ni plata ni monedas…”. Nada fácil; pero todo necesario.

Para la semana: ¿Somos obreros en el mundo que nos ha tocado vivir? Piensa en alguna tarea necesaria en nuestro tiempo y lugar. Y sé generoso.