¡QUÉ DOMUND EL DE AQUEL MES!
José María Calderón
Director de OMP en España
No sé si este año el Domund va a ser especial o va a pasar desapercibido. Y lo peor de todo es que no sé qué es mejor… Este Domund se celebra en el Mes Misionero Extraordinario (MME), convocado por el papa Francisco hace dos años y para el que nos hemos estado preparando desde entonces con toda ilusión e imaginación. Por eso, este Domund puede ser singular, y lo podremos vivir con más entusiasmo y más visibilidad. Pero, al mezclarse los dos eventos, también puede parecer que no se celebre la Jornada… En cualquier caso, este año todo es extraordinario y tiene un sentido más profundo y misionero.
“Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo” es el lema que el Santo Padre propuso para este gran acontecimiento que es el Mes, y “Bautizados y enviados” es el lema del Domund 2019. ¿Cómo no ser conscientes de que el bautismo es el comienzo de esta apasionante aventura de amor que es ser discípulo misionero de Cristo? Todos, según nuestras posibilidades y capacidades, somos discípulos, es decir, seguidores no de una ideología, una forma de vida o una doctrina, sino del mismo Redentor, del Salvador, del Señor; de Aquel que nos ha hecho hermanos entre nosotros, hijos de un mismo Padre, y también miembros de su cuerpo y parte de su ser. Por ese bautismo somos misioneros; no vendemos ni imponemos: mostramos con nuestra vida y palabras a Quien ha cambiado nuestra existencia y ha hecho posible que crezca en nosotros la esperanza, la alegría, el amor.
En el Mensaje del Santo Padre para esta Jornada, Francisco nos recuerda el motivo de una celebración tan especial como el MME: el centenario de la publicación de Maximum illud por Benedicto XV. Y nos recuerda que tú, que yo somos misión; es más, añade el adverbio “siempre” —“yo soy siempre una misión; tú eres siempre una misión”—, como queriendo hacernos conscientes de que todos los momentos y ámbitos de nuestra vida son propicios para transmitir nuestra fe en Cristo. Además, lanza un importante llamamiento: “También hoy la Iglesia sigue necesitando hombres y mujeres que, en virtud de su bautismo, respondan generosamente a la llamada a salir de su propia casa, su propia familia, su propia patria, su propia lengua, su propia Iglesia local. […] La missio ad gentes, siempre necesaria en la Iglesia, contribuye así de manera fundamental al proceso de conversión permanente de todos los cristianos”. ¡Qué importante hoy es hacer presente la vocación misionera!
Francisco termina haciendo una referencia expresa a las Obras Misionales Pontificias: “Las OMP manifiestan su servicio a la universalidad eclesial en la forma de una red global que apoya al Papa en su compromiso misionero mediante la oración, alma de la misión, y la caridad de los cristianos dispersos por el mundo entero”. El Domund de este año, de este Mes, no es una Jornada más: es la oportunidad de hacer conscientes a todos los creyentes de que la misión es la razón de ser de la Iglesia, también hoy. Y de que Cristo sigue llamando a sus discípulos a “ir al mundo entero”, “enseñando a guardar todo lo que os he mandado” (cf. Mc 16,15; Mt 28,20).
La Santa Sede ha publicado una preciosa Guía para el MME, disponible en www.october2019.va. En ella se nos dan argumentos teológicos, pastorales y bíblicos para celebrar este Mes. Además, se nos presenta el ejemplo de testigos de la misión que han vivido entregándose por la evangelización de los pueblos; joyas de nuestra historia cristiana, que alientan nuestra fe y nuestros deseos de ser apóstoles. Y se nos ofrece también una reflexión misionera a partir de las lecturas bíblicas de la eucaristía de cada día de octubre.
En cada diócesis de España habrá muchas actividades y proyectos para celebrar este Domund y este MME; pero hay algo que tendremos antes de nada y todos juntos: el Congreso Nacional de Misiones. Del 19 al 22 de septiembre, en Madrid (ver www.omp.es), personas que han puesto su inteligencia y su ciencia al servicio de la misión van a abrirnos los ojos y el corazón a una visión mayor de la Iglesia. Pero la ciencia sin oración no es creyente; de ahí las eucaristías y las vigilias de oración de cada día del Congreso. Y por las tardes, mesas redondas con testigos directos de la misión en todos los continentes. Un Congreso que no es para “expertos”: ¡es para creyentes y para quienes son conscientes de que son misioneros!