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Isaías 25, 6-10ª | Filipenses 4, 12-14.19-20 | Mateo 22, 1-14

 

Suena bien un banquete. Y si quien lo da es un Rey, mejor que mejor. Y si es para celebrar la boda de su Hijo, mejor todavía. Nadie querrá perdérselo. Ser invitados a ese banquete pone en jaque a cualquiera. Removerá Roma con Santiago para ir al banquete. Seguro que será llamativo. No es la primera vez que se está convidado y se tiene experiencia de que el banquete es más que bueno. Casi no se atreve uno a creérselo.

Una parábola.

 Sí. Este banquete es una parábola. Quienes han participado ya varias veces en banquetes similares, saben lo que es una parábola. Conviene no perderlo de vista. Aquí mismo has hablado varias veces de una parábola.

“Las parábolas son figuras de comparación extendidas que a menudo utilizan historias cortas para enseñar una verdad o responder a una pregunta. Aunque la historia de una parábola no es histórica, es fiel a la vida, no es un cuento de hadas”.

 La escapatoria.

 Costaría pensar que los invitados se escabulleron de la invitación. No hicieron caso de ella. Y con diversas disculpas se fueron negando. Llegaron incluso a matar a quienes les habían comunicado la invitación del Rey, El Rey, airado y a pesar del disgusto, no podía verse así humillado. Y buscó otros invitados. Pero le hicieron lo mismo. Y el Rey ya no se contuvo. Acabó duramente con los invitados. El desaire era demasiado duro para el Rey que les había invitado.

El Rey no se amilanó.

Lo tenía todo preparado y quiso compartirlo. Y dio orden: “Id a los cruces de los caminos y, cuantos encontréis, invitadlos a la boda”. Los siervos hicieron lo que el Rey les mandaba y se llenó de comensales la sala de bodas. Entraron todos los que quisieron. Pero hay “lugares” y “lugares”. Esto no puede olvidarse. El Rey se rebajó de “dignidad” y no dudó en utilizar la mejor palabra con estos últimos. Se acercó a uno de ellos y le llamó: “amigo”, añadiendo: “¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?”. Y esto no lo pasó, dando lugar a sus últimas palabras, nada fáciles: “Muchos son llamados, y pocos escogidos”.

Para la semana: Dios sigue invitándonos al banquete de su Hijo Jesucristo, a la Eucaristía. ¿Se dan entre los cristianos esas tres formas de invitados a ella? Perdérsela es grave. ¿Y cómo nos encuentra el Rey [Dios]?

“Amigo”: Dios te espera a ese banquete del Padre. No te lo pierdas. Y ven “como Dios manda”. Dios y Su Hijo te esperan. ¡¡Y con traje de boda!!