Acabamos de estrenar este tiempo de luz y de alegría, después de atravesar una Cuaresma plagada de momentos y celebraciones, como ejercicio para la Pascua. Una travesía que nos ha llevado a la Semana Santa, acompañando en todo momento al Señor en su gran obra de Amor, un Amor entrañable, que hemos querido expresar y revivir en las celebraciones. Y sin darnos cuenta hemos llegado al amanecer de un nuevo día, como dice la canción, «que mañana de luz recién amanecida, resucitó el Señor y nos dará la vida». Hemos hecho juntos un camino gozoso, han sido muchos los que han estado ahí, arrimando el hombro, otros acompañando, otros orando, otros animando. En todo momento he tenido la sensación de formar parte de una comunidad animosa, consciente de que Alguien ha estado ahí, como una presencia permanente, empujando, inspirando e inyectando sabía nueva.
Gracias Señor por tu presencia, por todo el bien que has hecho en esta pequeña parcela que te quiere y apuesta por ti, que cree en ti y espera en ti. Muchas gracias a todos y a todas, no menciono nombres, porque todos habéis estado ahí de alguna manera. Que el Señor os bendiga. Y ahora a vivir este tiempo pascual, sin dormirnos en los laureles, siempre juntos haciendo el bien, con los dones que el Señor nos ha regalado. Ahora que es el tiempo del Espíritu, le pedimos que derrame sus siete dones a este grupo de seguidores suyos. Ánimo, aprovechemos este paso de Dios por nuestra vida para proclamar con María que el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
Ángel F. Mellado