En este momento estás viendo “HOY VUELVO A TU CASA, SEÑOR, A MI CASA”

Jos 5, 9a.10-12

2 Cor 5. 17-21

Lc 15, 1-3.11-32

Pocas páginas del Evangelio –y sobre todo cuaresmales- tan entrañables como la parábola del hijo pródigo o del Padre bueno; o las dos cosas a la vez. Pocos la han descrito con la delicadeza con que lo hace Carmelo Erdozain, uno de nuestros mejores músicos religiosos. No he podido substraerme a recordarla aquí, a tono con la liturgia de este domingo, en lugar de un comentario personal. Cada lector puede detenerse en unas palabras concretas.

“Hoy vuelvo de lejos, de lejos. / Hoy vuelvo a tu casa, / Señor, a mi casa. /

Y un abrazo me has dado, / Padre del alma. /Y un abrazo me has dado, / Padre del alma.

Salí de tu casa, Señor, /salí de mi casa. / Anduve vacío, sin Ti; /perdí la esperanza,
y una noche lloré, /lloré mi desgracia. / Y una noche lloré, / lloré mi desgracia.

“Hoy vuelvo de lejos, de lejos. / Hoy vuelvo a tu casa, / Señor, a mi casa. /

Y un abrazo me has dado, / Padre del alma. /Y un abrazo me has dado, / Padre del alma.

Camino de vuelta, Señor, / pensé en tus Palabras: / La oveja perdida, el Pastor, /

el pan de tu casa, / y a mis ojos volvió, /volvió la esperanza. /
Y a mis ojos volvió, / volvió la esperanza.

“Hoy vuelvo de lejos, de lejos. / Hoy vuelvo a tu casa, / Señor, a mi casa. /

Y un abrazo me has dado, / Padre del alma. /Y un abrazo me has dado, / Padre del alma.

Tu casa, mi casa será, / será mi morada. / Banquete de fiesta, mi hogar, / vestido de gracia, / y una túnica nueva / para la Pascua. /  Y una túnica nueva / para la Pascua.

“Hoy vuelvo de lejos, de lejos. / Hoy vuelvo a tu casa, / Señor, a mi casa. /

Y un abrazo me has dado, / Padre del alma. /Y un abrazo me has dado, / Padre del alma.

Para la semana: “Hoy vuelvo a tu casa, Señor, a mi casa”.