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«Como sea tu Misa, así será tu fe.

Como sea tu fe, así será tu moral.

Como sea tu moral, así será tu vida.

Y como haya sido tu vida, así será tu eternidad»

Mons.Tihamer Toth

 

La misa es el gran acontecimiento en la cual Jesucristo está presente, el manan-tial inagotable de donde bebemos el amor y la misericordia de Dios y aprendemos amar de corazón a nuestros hermanos más cercanos; es vivir en permanente sintonía con Cristo, poniéndonos siempre de su parte, en medio de los males que nos acechan. Es como tener un diamante de gran valor en mi corazón, aunque no me lo merezca. De este modo, entenderemos que la misa es más que un precepto, una gracia que Dios me da para que podamos poner en práctica el mandamiento del amor, y para ser testigos creíbles de Jesucristo.

De ahí la importancia de estar en la misa desde al principio hasta que el sacerdote haya dejado el altar; ir con “ánimo animoso” a escuchar atentamente qué me va a decir hoy el Señor, seguro que nos sorprenderá, que nos dirá palabras al corazón para salir con las pilas recargadas.

Recuerda:

    • La misa no se escucha, se participa.
    • La misa no depende de mí reloj, sino del tiempo de Dios.
    • Déjate llevar por el misterio.
    • Que no te envuelva la rutina.
    • Aprende a vivir la misa viviéndola.
    • Decir que las misas son aburridas es como decir que el Señor es aburrido.
    • No vamos a que nos den la misa, sino a tener un encuentro con Dios.

Ángel F. Mellado