Del 18 al 25 de enero tiene lugar en todas las Iglesias y confesiones cristianas la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Este es el deseo de Jesús: «Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn 17, 21).
La actual división de los cristianos contradice claramen-te la voluntad de Jesús. Por ello, el lema de este año son las palabras de los Magos, cuando llegan a Jerusalén preguntando por el nacimiento del Rey de los judíos: «Hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo» (Mt 2, 2). Los Magos que representan a todos los pueblos paganos. Porque Dios nace y se manifiesta en su Hijo para toda la humanidad. Su plan de salvación es universal.
No habrá unidad entre los cristianos sin la oración verdadera y común. El papa Francisco nos dice que «la unidad puede llegar solo como fruto de la oración. Los esfuerzos diplomáticos y los diálogos académicos no bastan. Jesús lo sabía y nos ha abierto el camino, rezando. Nuestra oración por la uni-dad es así una humilde pero confiada participación en la oración del Señor, quien prometió que toda oración hecha en su nombre será escuchada por el Padre (cf. Jn 15,7). Rezar significa luchar por la unidad. Sí, luchar, porque nuestro enemigo, el diablo, siempre divide. Empecemos a rezar por ellos y, cuando sea posible, con ellos. Así aprenderemos a amarlos y a apreciarlos. La oración, recuerda el Concilio, es el alma de todo el movimiento ecuménico».
Ángel F. Mellado