2º libro de Samuel 7, 1-5.8b-12.14ª.16 | Romanos 16, 25-27 | Lucas 1, 26-38
En Adviento no puede faltar la presencia de María, la madre de Jesús. Y tampoco puede faltar la persona de José. Cada uno a su manera espera el nacimiento del Hijo, de Jesús. Acompañados a ambos nos vamos acercando al Portal, incluso en este año de pandemia, que tan difíciles está poniendo las cosas incluso en las familias, entre amigos, etc. Parecería que todo se ha vuelto del revés. El recuerdo de María y de José aliviará y fortalecerá nuestro encuentro con Jesús Niño.
El saludo a María
Dios habla al interior de las personas. Con frecuencia, y quizá sin querer, esas palabras interiores se las inventa nuestra propia naturaleza. Por eso, hay que estar atentos a no engañarnos a nosotros mismos tomando como palabras y querer de Dios lo que no es más que invención nuestra.
Sin embargo, otras veces es el mismo Dios el que habla al interior de las personas: para saludarlas, para animarlas, para aconsejarlas, para reprenderlas, para perdonarlas, etc. No siempre es fácil distinguir la procedencia de unas y otras palabras interiores. Por eso hay que ser prudentes. María seguramente se vio en esta situación. Quizá se dijo a sí misma: “Estoy loca… ¡Qué cosas se me ocurren! ¿Cómo va a ser eso…?”. La turbación se adueñó de ella: María, dice el Evangelio, “se turbó grandemente”. No era para menos.
“No temas, María”
Pero Dios, que no deja las cosas a medias, no abandona la obra de sus manos. Y las palabras: “No temas, María”, resonaron tan fuertes como fuertes habían resonado el saludo y la noticia. Y, desde aquel momento, como reza actualmente la liturgia, María esperó a Jesús “con inefable amor de madre”. El temor y el amor son dos sentimientos que se unen y acompañan cuando son verdaderos.
La presencia de José
San José aparece al lado de María. Aparece desde el mismo anuncio que sorprendió, turbó y asumió la voluntad de Dios sobre ellos. Este año celebra la Iglesia los 150 años de la Declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal. Con este motivo el Papa Francisco publicaba el pasado 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, y ya en adviento, un hermoso, cercano y actualizado documento sobre san José. Y, como no podía ser de otra manera, comenzaba con estas sencillas y a la vez supremas palabras: “La grandeza de san José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el padre de Jesús”.
Para la semana: Atrévase a leer el documento del Papa Francisco sobre san José. Y también San José le acompañará al Portal en tiempos de pandemia, que de esto sabía mucho.