Marcos 14, 1-15,47 | Juan 18,1-19,42
Entramos en la Semana Santa, semana que tiene su centro en el recuerdo de la Pasión de Jesús. En la celebración del Domingo de Ramos y del Viernes de Pasión se proclama largamente la Pasión de Jesús, en el Domingo de Ramos se proclama, este año, la Pasión según el evangelio de san Marcos (14, l-15,47) y el Viernes de Pasión se proclama la Pasión según el evangelio de san Juan (18,1-19,42).
La situación de pandemia afecta también a nuestra vida cristiana, concretamente a nuestra vida litúrgica. Nuestra Semana Santa de 2021 no puede celebrarse este año como se celebraba otros años. No es tiempo de añoranzas –añoranzas buenas y queridas-, sino que deben tener en cuenta la peculiaridad de este año. Llevémoslo con naturalidad y aportemos lo que esté de nuestra parte, guiados por las autoridades civiles y religiosas, diocesanas y parroquiales para, entre todos, vivir intensamente esta Semana.
“Tened los mismos sentimientos de Cristo”.
Estas palabras de San Pablo en la Carta a los Filipenses (2,5) deben aplicarse a toda la vida cristiana. Y quizá sobre todo a nuestra vida en la Semana Santa. El clima de vida del cristiano tiene la oportunidad de acercarse a los sentimientos de Jesús en su Pasión y hacerlos propios. No dejemos pasar la ocasión.
Leer.
El relato de la Pasión de Jesús no lo inventamos los cristianos. ¡No seríamos capaces de inventarnos y escribir una vida de Jesús! Y menos aún, la Pasión de Jesús. Los apóstoles y evangelistas nos la transmitieron. Es un regalo que no acabaremos de agradecer los cristianos. Los evangelios, y en la semana, deben ser libros de cabecera.
Toda lectura necesita un clima adecuado. El clima de la Pasión es muy propio para acercarnos a este acontecimiento de nuestra fe.
Meditar.
No basta con leer. Como tampoco basta con escuchar. Una cosa y otra, siendo importantes (muy importantes) están pidiendo un tiempo especial para asimilar y personalizar lo leído y escuchado. Es necesario meditarlo. Santa Teresa de Jesús, que tanto habló de la meditación, la describe con estas sencillas palabras: “Meditar es sacar una cosa de otra”. Para ello es preciso poner en juego todo nuestro complejo ser.
¿No tendremos algunos espacios de tiempo para meditar lo que leemos acerca de la Pasión de Jesús? En tiempos de pandemia tenemos menos oportunidad de hacerlo en común. Despertemos entonces la necesidad de meditar en silencio particular.
Celebrar.
Celebrar es expresar lo que llevamos dentro. En tiempos de pandemia no podremos hacerlo utilizando las maneras a las que estamos acostumbrados: gestos (muchos y particulares en cada lugar), cantos, procesiones, adornos, etc. En estos tiempos tenemos la oportunidad –casi el deber- de potenciar otras formas de celebrar: más personales, silenciosas, libres, creativas… Y, sobre todo, celebrar la Pasión del Señor debe hacerse en la parroquia, en la comunidad parroquial. La presencia de muchos es comida de todos.
Para la semana: Sigamos con devoción las celebraciones parroquiales. Las “restricciones”, comprensibles, no pueden ahogar los sentimientos personales y comunitarios.