La Semana Santa ha sido algo más que una sucesión de celebraciones, resultó una sema-na gozosa, disfrutando cada momento de la historia amorosa de Dios acaecida en nuestra propia vida. Recordando aquellas palabras de Pedro de que Jesús pasó por esta vida haciendo el bien (Hechos 10,38), hemos notado el paso de Dios por nuestras vidas, la comunidad ha compartido este sentimiento común, reviviendo los grandes misterios de nuestra fe; la entrada de Jesús en Jerusalén, la última cena con sus discípulos, atravesando la prueba de la soledad, el sufrimiento hasta la muerte en cruz, para llegar a la Resurrección, toda una obra de Amor con la que hemos sintonizado. Por eso, brota un sincero agradecimiento a Dios por ese amor entrañable y sin límites.
De aquí brota otro sincero agradecimiento para cuantos han hecho posible esta Semana Santa gozosa, a toda la comunidad parroquial aportando en todo momento su granito de arena, a las personas que colaboraron limpiando la iglesia, las que participaron en la catequesis del triduo pascual y en los actos litúrgicos, lectores, cantores, monitores y voluntarios, gracias a esa gran mayoría de personas que desde su silencio celebrativo se unieron a las celebracio-nes, con su oración y testimonio personal. Muchas gracias también a ese grupo de la pascua juvenil que con su testimonio y participación han puesto frescura y dinamismo a las celebraciones. Gracias a los sacerdotes por su ministerios y cercanía.
Hemos tenido momentos de gran intensidad conscientes de que todos mirábamos juntos el momento de la Pascua. Hemos palpado el gran Amor que Dios nos tiene al resucitar a su Hijo y darnos vida para siempre. Que como María Magdalena llevemos esta buena notica a los demás, El vive con nosotros.
Ángel F. Mellado