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1º de los Reyes 19, 9ª.11-13ª | Romanos 9, 1-5 | Mateo 14, 22-33

Una constante en la vida de Jesús era la oración. Incluso puede decirse que le gustaba la oración larga y a solas. Con frecuencia se iba al monte y pasaba la noche en oración. Otras veces se levantaba muy de mañana para orar. Parecía casi una “manía”. En realidad, era una “necesidad”: necesitaba estar largos ratos a solas con Su Padre. Cuanto más atendía al gentío (hoy también aparece el gentío en el evangelio), más necesitaba despedir a la gente, incluso a los discípulos, para estar “a solas” con Su Padre (Dios). El cristiano tiene que recordar estas constantes de Jesús.

El ejemplo de un Santo

El Santo Cura de Ars (1786-1859), patrono de los párrocos, escribió una catequesis en la que con cierto humor les decía a sus feligreses: “Hay algunos que incluso parece como si le dijeran al buen Dios: “Sólo dos palabras, para deshacerme de ti…”. Simpático el Santo cura. Él, que no parece tuviese muchas “luces”, se pasaba largos ratos de oración en su parroquia, se hizo santo y hasta dio nombre universal a un pueblecito desconocido: Ars.

¿Es difícil orar?

Esta pregunta no es la más importante que pueda hacerse el cristiano y seguramente ya de entrada predispone para huir de la oración y ni siquiera detenerse a hacer una breve reflexión.

Pero sí es verdad que a veces el cristiano puede preguntarse con naturalidad: ¿es difícil orar? Hágase esta pregunta, quédese en silencio y observe el barullo que se le crea en su cabeza y su corazón.

“Es que no sabemos orar”

Seguramente es verdad, no sabemos orar. Lo afirmaba incluso una persona tan orante como santa Teresa. Sus primeras monjas –un grupito de cinco jovencitas pobres- le pidieron que les enseñase a orar. Y Teresa, buena “madre” y mejor pedagoga, dedicó un tiempo y mucha ilusión, a enseñarlas a orar. Les quitó el miedo a orar y escribió para ellas un excelente libro de oración, que tituló nada menos que: Camino de perfección. Y es que estaba convencida de que, efectivamente, la oración es camino de perfección.

Oración es… tratar de amistad

Entre las muchas descripciones que se han hecho de la oración, gusta particularmente la que escribió santa Teresa de Jesús: “Tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama”. Tratar de amistad equivale a “trato entre amigos”. Y Teresa tenía a Jesús por amigo: “¡Oh cómo sois Vos, Señor, el amigo verdadero”. Y quería estar “a solas” con él, como Jesús en el evangelio de hoy.

Un maestro mejor

Mejor pedagogo oracional aún que Teresa fue Jesús. También sus discípulos –quizá sin saber bien lo que decían- le pidieron a Jesús: “Señor, enséñanos a orar”. Y Jesús les tomó la palabra. Y sin muchos discursos previos, dijo: “Vosotros, cuando oréis, decid: Padre nuestro…”. He aquí la referente escuela de oración para todos.

Para la semana: incluso este verano de pandemia es tiempo apropiado para orar “a solas”. Pruebe esta manera de oración.