2 Samuel 5, 1-3 | Colosenses 1, 12-20 | Lucas 23, 35-43
Con este domingo regio se cierra el año litúrgico. A lo largo del año litúrgico Jesús nos ha acompañado con sus palabras y acciones. Nos hemos familiarizado un poco más con Jesús. Seguramente era mucho Jesús para nuestras limitadas posibilidades y debilidades. Pero queremos pensar humildemente que algo ha ido calando en nuestra cabeza y en nuestro corazón hasta decir en estos últimos días del año litúrgico: “Jesús es Rey del universo”. Para los no creyentes esto les parecerá una broma, incluso una broma de mal gusto. Para los cristianos es una confesión de fe y vida.
Un diálogo regio
En los evangelios hay hermosos y desconcertantes diálogos. Uno, entre varios, es el que sostienen Pilato y Jesús. Y tiene lugar ya al final de su vida. Pilato está entre admirado, desconcertado, asustado y sarcástico a la vez. No puede ya menos de preguntar a Jesús: “¿Con que tú eres Rey?”. Jesús tardó poco en responder: “Tú lo has dicho, soy Rey”. ¡Pasmo en Pilato! Y Jesús seguía:
“Mi reino no es de este mundo”
¡Otro desconcierto para Pilato! Pilato y Jesús están en dos planos distintos. Y no es que Pilato fuese tonto. Es que las palabras no le casaban. Pilato tuvo que pasarlo mal. Hasta se lavó las manos como signo de limpieza. Jesús desconcertaba a Pilato. Como quizá nos desconcierta a nosotros algunas o no pocas veces. Y está bien que nos desconcierte, porque esas palabras le suenan siempre nuevas. No acaba de comprenderlas.
“Testigo de la verdad”
El plano de Jesús no era aéreo. Era pisando la vida humana. La verdad es una actitud que con frecuencia está ausente de la humanidad. La humanidad no la quiere fácilmente. Prefiere el engaño. No le suena hablar del reino de la verdad. A Jesús sí le sonaba. Como le suena -o debe sonarle- a la comunidad cristiana.
Un hermoso prefacio
El prefacio de la Misa del Domingo de Cristo Rey viene en ayuda de nuestra debilidad y, en pocas palabras, que se pueden entender, explica lo que significa el Reino de Jesús. Merece la pena tenerlas en la cabeza y el corazón. Y más aún en la vida cristiana, porque el Reino de Jesús es:
– “El reino de la verdad y la vida,
– El reino de la santidad y la gracia,
– El reino de la justicia, el amor y la paz”.
Es un buen Reino, que quizá tenemos bastante olvidado, a pesar de que repetimos tantas veces cuantas recitamos la oración del Padre nuestro: “Venga a nosotros Tu Reino”.
Para la semana: Pondré más atención en la recitación del Padre nuestro y especialmente en esas palabras: “Venga a nosotros Tu Reino”.